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Miércoles, 02 Mayo 2007 19:31

ZONA TURISMO- Más turismo, menos fabricación de armas

03 MAY 07 - Portal del Uruguay.
El sector pesa cada vez más en la economía global 
Uno de cada diez argentinos le debe su trabajo a la industria de viajes y turismo. Lo comprobamos en Buenos Aires, donde el sector transformó a Palermo y San Telmo; y también en el resto del país, en especial el Sur y el Norte. Este proceso duplicó los visitantes en cinco años, aunque el negocio no se mide sólo en llegadas y gastos, sino por la influencia indirecta en el desarrollo de toda la economía. Nada humano le es ajeno.

Este concepto innovador de contabilidad satélite lo desarrolló el World Travel &Tourism Council (WTTC), equivalente privado de la Organización Mundial de Turismo (OMT). Así lo expuso en su reciente visita a Buenos Aires el presidente de la WTTC, Jean-Claude Baumgarten. Su currículum en la aviación comercial es un ejemplo de la sinergia de los negocios privados para actuar conjuntamente en la primera actividad global que desplazó a la energía y la fabricación de armas.

Los titulares periodísticos son espectaculares, pero menos trascendentes que el crecimiento constante que ha tenido el turismo globalizado. Pese a todas las crisis del precio del petróleo, la Guerra del Golfo, el atentado al World Trade Center, la guerra de Irak, el turismo aumentó desde menos de 500 millones de pasajeros año en 1970 a más de cuatro mil millones en 2006. Y todo indica que seguirá esa tendencia, que ya exige hablar de trillones más que de billones de personas. Basta un botón de muestra con los 35 millones de chinos y los 25 millones de indios que ahora están volando y encabezan las estadísticas de crecimiento.

Superaviones y grandes hubs

Por eso cada vez se diseñan aviones mayores, como el 787 de la Boeing, que dejará atrás al Jumbo, que reinó durante tres décadas, y deberá competir con el Airbus 380, el avión más grande del mundo (585 personas en clase económica). Al mismo tiempo los llamados hubs , que redireccionan el tránsito, siguen ampliándose en Atlanta o Dallas, en Estados Unidos, lo mismo que en Francfort y París, en Europa.

Son datos que impactan y que se reflejan en nuestra propia experiencia. Por ejemplo, la dificultad de hacer una reserva para ir o volver porque los vuelos salen completos. Ni soñar con un asiento vacío al lado porque la ocupación supera el 80%. Creemos que nos pasa sólo a nosotros, pero es un fenómeno universal que ha convertido a las terminales en algo parecido al colectivo 60 en las horas pico.

Este problema llegó para quedarse. Todavía nos cuesta pensar con anticipación, previendo lo que vamos a hacer en los próximos fines de semana largos y en especial las vacaciones de invierno. No sólo para cabotaje (con la disponibilidad de lugares en aviones, trenes, ómnibus o las dificultades en las rutas), sino para ir al exterior que, como vemos de manera acentuada en los avisos de este suplemento, amplió el surtido de destinos.

La realidad no es la que era. Las barreras que rompe el turismo tampoco. Charles Simonyi, creador de software en Microsoft (Word y Excel) pagó una fortuna para viajar diez días en la cápsula espacial rusa Soyuz. Un tren francés batió el record mundial de velocidad con 574 kilómetros por hora en la línea de los TGV, cuyo promedio está en los 300. Este es nuestro tiempo, así en la tierra como en el cielo. Tenemos posibilidades que hasta hace poco eran impensables y nos exigen prepararnos para una fiesta a la que estamos invitados sin otro requisito que la valija mental preparada.

Por Horacio de Dios Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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