Los meteorólogos también pronosticaron para el año pasado una temporada de huracanes más activa que el promedio normal, aunque el clima caldeado fue paliado por el fenómeno de El Niño, el calentamiento de las corrientes del Pacífico que puede alterar las corrientes de aire en el oriente del Atlántico. El último ciclo de El Niño concluyó y por lo tanto no influirá en esta temporada, dijo el director del Centro Nacional de Huracanes en Miami, Bill Proenza. Otras condiciones podrían fomentar este año más tormentas que en la pasada temporada, agregó Proenza.
El Servicio Nacional Meteorológico de Estados Unidos espera entre 13 y 17 tormentas tropicales este año, de las que entre 7 y 10 pasarán a ser huracanes y de 3 a 5 de gran categoría.
Las cascadas de precipitaciones creadas por los huracanes pueden elevarse a 16 kilómetros (10 millas) alcanzado la estratosfera y cubrir 640 kilómetros (400 millas), cubriendo la mayor parte de las islas y territorios caribeños.
En Granada, por ejemplo, todo el mundo recuerda el huracán Iván que mató en el 2004 a 39 personas y destruyó o dañó el 90% de los edificios de la isla, además de arrasar sus cosechas.
"Parece que este año hay una mayor ansiedad anticipadora, y es particularmente palpable entre los que sufrieron pérdidas", afirmó el sicólogo Peter Weller, de la Universidad de la Indias Occidentales en Jamaica. Agregó que entre los síntomas destacan el temor generalizado a la muerte, el temor a perder seres queridos y el temor a perder el empleo.
Weller recomendó a los jamaiquinos que ayuden a los que con anterioridad sufrieron grandes pérdidas a causa de un huracán, porque quedan tan traumatizados que evitan prepararse adecuadamente ante la llegada de la nueva temporada.
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