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Jueves, 15 Mayo 2008 06:06

Los primeros errores de López Mena

por Marcelo Pellegrini
para Código Aéreo
Sólo fue necesario que el empresario Juan Carlos López Mena anunciara en una entrevista que fusionaría las operaciones de Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas si se hace cargo de las empresas para
 desatar el primer reclamo sindical.

Fue un simple frase de 13 palabras ("Así me lo adelantó Gonzalo Pascual, que me dijo que iban a fusionarse") para que la Unión Argentina de Líneas Aéreas (UALA) para que paralizara las actividades de Austral Líneas Aéreas por 18 horas y dejara 4.000 pasajeros sin poder volar.

Entre el martes y el viernes, el titular de Buquebus, mantuvo dos encuentros con directivos del Grupo Marsans y realizó decenas de entrevistas periodísticas para medios locales, regionales e internacionales. Hasta ahora, fueron sólo palabras y buenas intenciones, ningún anuncio formal. Sin embargo, estalló el escándalo y las dudas en el sector aerocomercial.

Anunciar la fusión de Austral Líneas Aéreas con Aerolíneas Argentinas responde a una realidad empresaria (¿para que tener dos empresas separadas que son gestionadas por un mismo grupo de control?), pero no tuvo en cuenta la historia, la cultura y los conflictos internos que existen entre las dos empresas, lo que fue leído por el sector como una desconocimiento del terreno que se pisa.

Una fusión de las dos aerolíneas obligaría a los pilotos de la combativa y rebelde Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) tener que negociar con la dócil UALA para crear un único sindicato. No sólo las conducciones de los dos gremios están enfrentados, además, encarnan formas diferentes de negociar acuerdos con las patronales, formas de trabajo, relaciones con el gobierno e interacción con los otros gremios del sector.

Es cierto, Juan Carlos López Mena podría decir que ese es un problema de los empresarios, sino de los sindicatos, pero eso implicaría no entender que, en sus entrañas, Aerolíneas Argentinas y Austral  Líneas Aéreas son, hoy, cuasi un ministerio con 8.000 empleados.

Otro de los errores de Juan Carlos López Mena fue negar que su ingreso a Aerolíneas Argentinas esté auspiciado por la Casa Rosada. "No, en absoluto, no tiene nada que ver el Gobierno", enfatizó el empresario en varias entrevistas y aseguró que en Buquebus "desde hace años pensamos en los aviones, inclusive hace 12 años ganamos la licitación de Pluna y desistimos porque el operador era Varig y no nos daba confianza".

En el sector aerocomercial saben que el ministro Julio de Vido y el secretario de Transporte Ricardo Jaime, además del algunos empresarios del propio rubro cercanos al gobierno, fueron claves para convencer a Juan Carlos López Mena de comenzar las negociaciones.

La negativa del empresario uruguayo tiene un doble efecto: por un lado, menosprecia las apreciaciones que tiene toda personal relacionada con Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas y, por el otro, le quita una cuota de poder que puede exhibir ante gremios y otras empresas del rubro aerocomercial.

Debe quedar en claro: sindicalistas, funcionarios y competencia relacionados con el sector no come vidrio, no es inocente y todos, sin excepción, reclaman una porción del negocio y una taja del poder. Ante un empresario débil y sin protección del político de turno, las posibilidades de administrar Aerolíneas Argentinas y Austral Líneas Aéreas son mínimas.

Se debe recordar que, desde que fue privatizada, las dos aerolíneas han logrado quebrar los proyectos, el management aportado y las inversiones realizadas por empresarios como Enrique Menotti Pescarmona, aerolíneas como American Airlines e Iberio o grupos empresarios como Marsans.

Un tercer flanco débil mostrado por el empresario fue su apelación a la buena voluntad de los gremios involucrados. Al ser consultado sobre cómo hacer funcionar bien las empresas, el empresario uruguayo sostuvo que "hoy Aerolíneas funciona. En los últimos 30 días está funcionando muy bien y puede funcionar muchísimo mejor. Siempre hubo atrasos y cancelaciones (en el servicio de Aerolíneas) y en los últimos 30, 60 días esto se ha revertido", y destacó que "los sindicatos, en vista que había un proceso de nuevos accionistas, hicieron como un compás de espera y eso mejoró la situación".

En un intento por articular un acercamiento con los gremios del sector el empresario le dijo a TELAM que uno de sus desafíos era "negociar con los sindicatos" un acuerdo de operatividad para Aerolíneas Argentinas y al diario español El País le dijo que "Buquebús vende billetes aéreos y tenemos contacto con los empleados de Aerolíneas: ellos siempre manifestaban que estaban como huérfanos. Recibimos llamadas y mailes de ellos felicitándonos porque ahora van a tener con quien hablar. El señor Pascual no puede vivir en Argentina y tiene que delegar".

Con una abundante cuota de optimismo, Juan Carlos López Mena descontó que "si entran nuevos accionistas y hay nuevas inversiones, se mejora el equipamiento técnico y también vamos a contar con la colaboración del personal y los sindicatos". Doce horas más tarde comenzaba la huelga de UALA.

El comunicado de UALA dado a conocer al comienzo de la protesta sostenía que "la grave crisis que vive Austral pone en riesgo gran parte de los vuelos de cabotaje por lo que importantes ciudades del interior del país podrían quedar aisladas y la industria del turismo seriamente afectada... Con esta medida buscamos llamar la atención de la empresa, del gobierno y de los usuarios sobre el riesgo cierto que de continuar el proceso de deterioro también la seguridad se vea afectada",

"Lo que resulta mas preocupante aún que esto no es fruto de la desidia sino de un plan orquestado que busca hacer desaparecer a Austral y que tiene en la pretendida fusión con Aerolíneas Argentinas su golpe final" argumentaban los pilotos.

La medida de fuerza se levantó luego de que el Grupo Marsans se comprometió, por escrito, que se mantendrá la totalidad de la flota de Austral Líneas Aéreas en operaciones y que no habrá reducciones o ajustes en la plantilla de personal. Sin embargo, en las charlas paralelas, fue clave que el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, garantizaran la independencia y supervivencia de UALA de su enemiga acérrima APLA.

Un último gran error de Juan Carlos Mena fue reclamar aumento de tarifas y desgravación fiscal, lo mismo que viene repitiendo el Grupo Marsans desde que llegó a Aerolíneas Argentinas y la gremial patronal del sector, la Cámara de Líneas Aéreas de la República Argentina.

"Lo que pedimos es que el Gobierno nos trate igual que se trata a las empresas aéreas en los países serios. Lan Chile no tiene impuestos, sólo paga ganancias. Las empresas navieras no tributan impuestos al valor agregado en ninguna parte del mundo. A las aerolíneas se las debe tratar igual", reclamó el empresario en declaraciones a La Nación.

Además, durante el reportaje realizado por el matutino, Juan Carlos López Mena recordó que también se "tienen que hacer una constante reinversión" en la empresa, por lo que debe haber "una tarifa positiva", es decir, un valor que las convierta en rentable. Eso es un aumento.

¿Son graves estos primeros errores cometidos por Juan Carlos López Mena? La verdad, hay que poner toda la operación en proporción. El empresario uruguayo quiere ser el nuevo dueño de Aerolíneas Argentinas y pasar a tener una empresa que factura 160 millones de dólares a controlar otra que vende por 3.000 millones de dólares. Viene de una compañía que soportó 3 años de pérdida a gestionar otra que tuvo uno sólo de ganancia en 7 años. Más allá del precio que deba pagarle al Grupo Marsans deberá entrar a la compañía aérea con no menos de 100 millones de dólares frescos.

De Buquebus a Aerolíneas Argentinas es un salto grande. Cualquier error que cometa, puede ser fatal.