desconocidos de su obra. Una oportunidad para desentrañar los misterios de uno de los más célebres compositores musicales de todos los tiempos, de la mano de un hombre generoso en sus conocimientos, capaz de demostrar que la música no pasa únicamente por los oídos.    

 

Hace treinta y tres años, mientras estudiaba abogacía, el argentino Marcelo Arce encontró su vocación. En ese mundo de leyes, el estudiante apasionado por los acordes, ideó una forma para acercar la música clásica a sus compañeros. La charla, a instancias del responsable de Asuntos Estudiantiles de su facultad, tuvo 800 espectadores y se convirtió en el primer eslabón de una cadena de presentaciones que continúa hasta hoy.

 

El próximo 28 de agosto, los uruguayos que lo conocen tendrán la posibilidad de volver a disfrutarlo, y para aquellos que aún no lo vieron será la oportunidad de dejarse llevar por la gestualidad, el movimiento y la energía que este hombre despliega en el escenario para que los asistentes perciban los instrumentos, los momentos y los vaivenes de una obra musical.         

 

La actividad forma parte del segundo Ciclo de Conciertos Metropolitanos organizado por Zonamerica. Es así que la Capilla San José del Manga, en Jacksonville, será el marco escénico de excelencia.

 

Quienes no conozcan a Marcelo Arce se encontrarán con un divulgador musical de quien el periodista Carlos Ulanovsky del diario La Nación ha dicho: “Para muchos Arce ha sido un personaje providencial, de esos pocos capaces de establecer en las vidas de las personas un antes y un después... Ya es un clásico imperdible... Él se ha convertido en uno de los grandes animadores culturales de Buenos Aires. » 

 

Un hombre que presenta 280 funciones por año en toda la Argentina, realiza tours musicales por Europa y que, además, se animó a llevar el placer por conocer y apreciar la música a los medios masivos de comunicación a través de una columna de un periódico, cuatro programas de radio y  uno en televisión cable. El año pasado su programa de cable "La Clásica Música" recibió el premio FundTV en el rubro educación, compitiendo, entre otros, con el renombrado ciclo histórico "Algo habrán hecho" producido por Mario Pergolini. 

 

 El método utilizado por Arce, registrado por él en los años 80, se denomina de "apreciación musical". Así, en los "espectáculos didácticos de apreciación musical", tal el nombre exacto de sus presentaciones, este peculiar artista se transforma en director de orquesta, descomponiendo la pieza musical, marcando con sus manos y su cuerpo  el ingreso de cada instrumento, comentando con el público información sobre la obra, comparándola con otras, repasando anécdotas y revelando detalles inimaginables de la composición y el autor.

 

 “Lo que hago es guiar al oyente en sus apreciaciones mediante distintos recursos como la gestualidad, el movimiento y la interpretación. Focalizo la atención creando una orquesta imaginaria con los brazos y las manos para que puedan asociar los instrumentos que están escuchando", explica Arce en su página web.

 

Para presenciar su espectáculo no es necesario ser un gran conocedor sino simplemente tener las ganas de disfrutar de la "clásica música", como él cataloga a las grandes obras maestras que son un deleite para sus oídos. Por eso, sus ciclos van desde María Callas a Frank Sinatra, desde Vivaldi a Los Beatles, desde los grandes del Romanticismo hasta Queen.

 

En Jacksonville, se presentará el show dedicado a la Oda a la Alegría, de la Novena Sinfonía de Beethoven. El concierto promete develar matices desconocidos de la obra, su surgimiento y detalles del famoso estreno que no contó con la dirección de "Don Beetho"- como lo llama Arce- sino que fue dirigida por Ignaz Umlauf.

 

De todas formas, el mundo silencioso de Beethoven no le impidió sentarse al lado del director, de espaldas al público. Y a pesar de no poder escuchar la ovación, el compositor se puso de pie y lloró emocionado frente a los espectadores, luego de que una de las cantantes le tocara el hombro para que se diera vuelta ante la audiencia.

 

La Novena Sinfonía es la primera en la historia que incluye la voz como parte del enorme complejo orquestal. Y también es la primera partitura “hipersinfónica”. Beethoven comenzó a trabajar en ella en 1815, pero la completó en febrero de 1824.

 

La obra va del murmullo inicial de las cuerdas hasta un final teatral, operístico. De la vaguedad a lo concreto, de lo abstracto a lo humano, del misterio a la alegría.

 

Para esa evolución recurrió a un texto libertario, la Oda a la Alegría de Schiller, empleando la melodía de una canción que había compuesto en los tiempos de Bonn, su ciudad natal. Cuando se instala en Viena, le advierten que ese texto “estaba mal visto por el Imperio”. Sustituyó la letra y surgió una canción, “Amor recíproco”. Pero la famosa melodía siguió avanzando. Pasó por la Fantasía Coral  para piano, coro y orquesta, y finalmente se transformó en la última parte de la gran Novena Sinfonía (declarada hace muy poco como “patrimonio de la humanidad”: no tiene precio). La Oda a la Alegría se adoptó en 1971 como Himno de la Comunidad Europea y luego como “la voz universal de la hermandad, la paz y la libertad”.

 

En la función se descubrirán matices inéditos de la obra, su increíble historia, su orquestación, los detalles del famoso estreno (por ejemplo ¿cómo estaba vestido Beethoven? ¿qué pasó con los músicos entre los que había celebridades mezcladas con los miembros de la para entonces enorme orquesta?), cómo se debe disponer la orquesta de más de 100 músicos, las 140 voces del coro y los solistas que, como se comprobará, no son estrictamente solistas sino “un cuarteto”, complicando más la interpretación.

 

Junto al divulgador, el público aprenderá, además, a reconocer la forma de la obra, sus significados y simbolismos y entender cómo Beethoven se anticipó a nuevos estilos.

 

La Oda a la Alegría es una de las obras más destacadas del repertorio de Arce, con más de 20 funciones por año. En la Catedral de Buenos Aires la presentación de esta obra convocó a más de 3 mil personas.      

 

 La actividad, organizada por Zonamerica, es una oportunidad para adentrarse en el mundo de Beethoven a través de su obra más representativa  y de la mano de un hombre generoso con sus conocimientos musicales. Porque aunque él mismo se incluya cuando dice que sus shows son para "los que no sabemos de música", Arce es todo un maestro