
Pase lo que pase, se dé la evolución que marque el momento del mundo,
sea lo que sea, los ejemplos siempre seguirán siendo válidos para
indicar el camino a los que vienen.
Para bien o para mal, claro.
La decadencia del fútbol uruguayo, la curva descendente iniciada al final de la década del 80, de alguna manera influyó en el ánimo colectivo y cada vez más, fue común escuchar "que no le ganamos a nadie" y esa frase no se aplicaba solamente para lo deportivo.
La pequeñez territorial, la escasa o nula incidencia del país en el devenir de los acontecimientos internacionales nos fueron acostumbrando al ostracismo.
Maracaná cada vez quedaba más lejos y nadie, sensatamente, pensaba seguir recurriendo a ese ejemplo.
La generación actual de futbolistas conducida por Tabárez, podría llegar a ser el ejemplo que precisamos y no solamente porque el sábado le ganaron a Colombia.
Durante todo el proceso que vienen cumpliendo bajo las órdenes del maestro han venido mostrando espíritu colectivo, bajo perfil y eficacia.
Afuera quedaron las pseudoestrellas que hoy, se investiga adónde juegan, aquellos ídolos con pies de barro que fracasaron una y otra vez.
A estos pibes, de seguir así, no se les crucificará si pierden o no logran el objetivo; claro, mientras sigan con el bajo perfil y el espíritu colectivo.
Pero sería muy importante que ganen, que lleguen a cumplir los objetivos; es el ejemplo que vemos más idóneo como para conmover a sus congéneres para intentar cambiar las oxidadas estructuras en todos los ámbitos nacionales.
SAH