y que, según el intermediario tenía una montaña de plata para facilitar la operación, la sociedad uruguaya, es decir, todos y cada uno de los habitantes del Uruguay, asumió un pago de más de 28 millones de dólares para que la nueva administración recibiera la empresa sin deudas y con patrimonio positivo.
Algunos de los pagos quedaron de cuenta de los nuevos administradores pero, según se ha sabido en el ambiente aeronáutico, son varios los acreedores de PLUNA S.A. que tienen haberes pendientes de vieja data, y que aún no han podido juntarse con sus dineros.
Para colmo de males, como alguno de ellos es proveedor de servicios indispensables para operar en Carrasco, y como la actitud de no pagar se ha hecho extensiva a las nuevas facturas, las deudas siguen creciendo.
Esto ha causado preocupación en algunos ejecutivos vinculados al transporte aéreo, pues cuando se ha logrado un clima positivo de trabajo, con satisfacción tanto de parte de los transportistas como de los proveedores, el abultamiento de las cuentas pendientes de la empresa que más servicios cumple en el aeropuerto, puede significar una afectación del delicado equilibrio económico que, aún cuando nadie lo quiera, puede verse reflejado en la calidad alcanzada por los servicios.
Por el buen funcionamiento de Carrasco, si el accionista mayor no paga a sus proveedores de servicios aeronáuticos, sería saludable que lo hiciera el accionista minoritario, con cargo a oportuno resarcimiento. En aviación no puede afectarse la calidad de los servicios para apañar a malos pagadores.
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fuente: Enfoques