El Presidente Kirchner no fue la excepción.
Se expresó un poco despectivamente a algunos jerarcas del Palacio San Martín, que apostaban a la confrontación con Brasil, y no a la solidaridad que era lo prioritario.
Lo miró a Lula, quien le respondió sonriente, sin asentir.
Quizás no quería enojar a Itamaratí, que todos dicen que funciona muy bien.
Al reiterar el Presidente saliente estos conceptos, recordé las críticas a Elisa Carrió por vacacionar en Punta del Este y la orden no escrita a sus funcionarios de no pisar nuestro balneario.
¡Qué contradicción, tanta grandeza hablando y tanta pequeñez en los hechos!
Hablar de Patria Grande, cuando se es tan mezquino y provinciano.
¿Sabrán esto sus sonrientes y solidarios colegas, o se cuidarán del cuchillo bajo el poncho, o algunos serán como él?
No importa, lo cierto que esta forma de boicot a Punta del Este puede ser tanto o más perjudicial para Punta del Este.
Todos sabemos que muchos vienen a disfrutar a lo grande, pero también a ver y ser vistos lo que le quita un atractivo al veraneo.
Sabemos también del nacionalismo del pueblo argentino y su adhesión a las modas impuestas por las clases más altas, políticas, económicas o sociales; sabemos del temor que inspira este gobierno.
¿Cuántos se animarán a mostrarse en Punta del Este?
Quizás sea mejor ir a Buzios, San Andrés y porqué no a Vieques, Sr.Croix, St.Thomas o St.John, enclaves caribeños del imperio, sin duda excluidos de la prohibición.
Sr. Kirchner: cuando su antecesor Rafael Videla mandó matar al Toba y a Zelmar, se creía todopoderoso.
Wilson le recordó que el mundo era redondo.
Téngalo en cuenta.
Y que Punta del Este sepa afrontar estos embates Chauvinistas. Que durarán poco.
Pantaleón Arrangoitz
publicado en Enfoques