Renuevan el oleoducto submarino
Con el objetivo de reforzar la seguridad en la descarga de combustible crudo, medio centenar de hombres, apoyados con una barcaza de bandera argentina, un catamarán, dos remolcadores y la propia estructura de la boya petrolera de José Ignacio, llevan adelante la sustitución de casi un tercio de las tuberías que conectan con los depósitos en tierra.
La renovación del importante tramo del oleoducto submarino está a cargo de la empresa italiana "Sea", adjudicataria de la licitación que otorgó Ancap el año pasado. Su cumplimiento, requiere tecnología y hombres de experiencia en alta mar. El costo total de los trabajos asciende a diez millones de dólares más los impuestos y culminarán si el clima lo permite, a fines del corriente mes.
El País" visitó la boya y dialogó con las tripulaciones de las distintas embarcaciones intervinientes. Entre ellas hay argentinas e italianas y se encuentran una docena de funcionarios de Ancap, a cuyo frente está el ingeniero Alejandro Fernández quien explicó los antecedentes de esta íniciativa.
Se realizaron dos inspecciones para evaluar el estado de las tuberías. Una se hizo en 1993 y otra en 1999, detectándose la acción de deterioro de las aguas oceánicas sobre el oleoducto que provocan su corrosión. El común de la gente asocia esta zona y a la boya con derrames o pérdidas de combustible y eso no es así. Los derrames o pérdidas o los llamados "alijes" se dan cuando los grandes cargueros de petróleo limpian sus bodegas en alta mar, sin la autorización correspondiente y luego las corrientes arrastran esos desechos a veces en estado sólido o semilíquido a la playa. Pero eso no ocurre en la boya de José Ignacio y afortunadamente nunca hubo que lamentar accidentes, por lo que, en previsión de ellos, se está llevando a cabo esta tarea.