Montevideo, 18 de abril de 2008
Señor Ministro de Turismo y Deporte
Dr. Héctor Lescano
S/D
De mi mayor consideración:
Hace muchos años que con cierta pertinaz periodicidad la prensa da noticias de que alguien quiere construir un puente sobre la barra de la Laguna Garzón. La nota de El País digital , es un nuevo capítulo de esta historia.
Ante todo una declaración de principios: mi iniciativa no es contra nada ni nadie, y lo digo para no conseguirle a la idea que propongo contrarios automáticos. Si alguien llega a pensar que estoy contra el desarrollo turístico de Rocha, contra el Gobierno o la Oposición, se equivoca. Estoy, simplemente, a favor de la racionalidad y el desarrollo inteligente.
Un señalamiento respecto de la nota: me da trabajo ocultar mi sorpresa y consternación por el hecho de que en ella no se nombre siquiera una vez al MINTURD ni al MVOTMA, en tanto hay hasta declaraciones del Ministro Rossi; como si esto se pudiera resolver entre las Intendencias y el MTOP sin opinión ni participación de los dos espacios institucionales más importantes en la defensa del interés general al respecto.
Yendo al tema en cuestión: los argumentos a favor del puente son pocos, siempre los mismos, algunos inocentes, todos bienintencionados (seguramente), del estilo de es una zona divina y no puede ser que para llegar haya que hacer un montón de Km. más, el turismo ahí vaa dar
trabajo a un montón de gente, la inversión inmobiliaria es la mejor, etc. Otros se aventuran a la futurología con el puente el desarrollo turístico de Rocha está garantizado y La Paloma se acerca a Punta del Este con todo a favor. Lo que nadie dice (perdón, decía, ya que lanota
adjunta es muy clara) es que hay un lindo negocio de corto plazo para los propietarios de los terrenos próximos a la costa; y un impacto garantizado sobre una zona de gran sensibilidad.
Poco, muy poco como para argumentar en contra de las opiniones que -con idéntica convicción pero casi ninguna Prensa- mantienen firme su oposición al proyecto.
El modelo espontáneo de desarrollo turístico de la costa uruguaya ha seguido meticulosamente el plan catástrofe que tampoco escribieron pero ejecutaron con prolijidad los balnearios europeos en los cuales se inspiraron nuestros pioneros. No es esta una afirmación de corte ambientalista (apelación que terminaría por enterrar mi intención de darle popularidad entre los orientales), sino que intenta simplemente señalar aspectos de la realidad que rompen los ojos. Playas destruidas (La Floresta, Piriápolis, La Aguada, por mencionar tres), las dunas que un día sí y el otro también vuelven por sus fueros pasando por encima de la Ruta 10, son testigos bastante más elocuentes que yo.
Hemos promovido un desarrollo turístico apretado entre la carretera y el mar, donde cada vez hay menos árboles y agua limpia, pero más ruido y apilamiento. El resultado: la masificación estacional y empobrecimiento cualitativo de cada uno de los sucesivos polos (Atlántida, Piriápolis, Punta del Este...) y la perseverante huida hacia el Este de los que vinieron en busca de lo que había y nunca debió dejar de haber: paz y naturaleza bien (que no in) tocada por el Hombre.
La zona cuyo centro define La Paloma es el último reducto de esos desarrolladores amigos del entorno, y ya se advierten allí los efectos de seguir sin tener planes de ordenamiento y desarrollo con respaldo técnico y espíritu largoplacista. Agregarle la presión inmobiliariay de
miles de vehículos llegando directamente de la zona de turismo masivo en que se ha transformado la costa de Maldonado, no puede dejar de alarmarnos.
Se podría pensar que este es un conflicto de escasa importancia, uno de los muchos que enfrentan a los uruguayos por temas de opinión ya que el emprendimiento actual implica a 240 hectáreas, y ya se dice que se está pensando en desarrollos tipo barrio privado (dejo para otro día el tema
de la des democratización). Sin embargo, es obvio que la construcción del puente impactaría directamente en toda la zona y el resto de los principales atractivos turísticos del Departamento.
A la hora de respaldar cada uno su pretensión, la diferencia esencial no es menor: quienes defienden la posición a favor del puente cuentan sólo consigo mismos y el viento propicio (en el imaginario de la buena gente) de la marketinera ideología del desarrollismo; en tanto quienes nos
oponemos lo hacemos respaldados en bastante más que nuestras opiniones personales.
El Ministro Rossi parece haber afirmado que existe voluntad política en la Administración para construir el puente. ¿Es eso verdad? Si lo es,es grave, ya que *no existe* un sólo *informe técnico* elaborado por expertos internacionales o nacionales en Turismo o Ambiente *que no
desaconseje* la construcción del puente, ni que deje de recomendar se mantenga e impulsar el formato peine para todo desarrollo turístico en áreas frágiles o sensibles al incremento de la carga. Cito a modo de ejemplo el informe de Misión del Sr. Juan Ramón Sanz Arranz, Consultor
enviado por la Organización Mundial del Turismo para analizar la situación general del Turismo en el país y que hizo especial énfasis en el punto.
El modelo peine define un acceso principal que permite la fluida circulación de grandes cantidades de vehículos (en el caso Ruta 9), que se distribuyen a través de vías perpendiculares de menor capacidad, hacia áreas divididas en fraccionamientos pensados y diseñados no sólo
para no impactar sino para preservar y aún mejorar la situación del ambiente utilizado previa al desarrollo turístico.
Otro sí: es imposible encontrar respuesta cuando alguien la requiere acerca de otro dato de la porfiada realidad: ¿por qué el puente conseguiría para Rocha un desarrollo mejor que el de Maldonado, donde -además de todos los problemas señalados- existen kilómetros de
desierto en áreas de características similares como las que hayentre Punta Colorada y Solanas, o La Barra y José Ignacio? Los antecedentes y la situación actual del espacio institucional que debería velar por la defensa de lo que es de todos, permiten albergar la certeza de que sería mejor esperar a que los almácigos crezcan antes de exponerlos al viento de la presión del capital inmobiliario.
Nadie debería olvidar tampoco que a fines de los 80 (tras un trabajo serio y profundo, financiado con aporte europeo y realizado por expertos internacionales con una estupenda contraparte municipal, nacional y del sector Privado), un Decreto del Poder Ejecutivo declaró a Rocha Reserva turística del Siglo XXI; lo cual sigue siendo más una bella expresión de deseos que una realidad reflejada en Planes y Programas que la consagren en los hechos.
Escribo esta carta sin otra intención que la de llamar su atención y la del público al que pueda yo llegar. Creo tener razón al oponerme a la construcción del puente, pero estoy seguro de tenerla al sostener que si este tema no cobra estado público y los Ministerios verdaderamente
competentes no toman un rol protagónico, algo muy malo sucederá.
Los recursos turísticos de Maldonado y Rocha no son de fernandinos y rochenses: son de todos los uruguayos; y este tema no puede resolverse sin un amplio, serio y profundo debate previo en el que todas las partes puedan exponer libre y públicamente sus puntos de vista.
Mientras, habría que conseguir una orden de no innovar, ya que -en estos temas- cualquier paso puede ser irreversible o costarle plata al pueblo.
Agradezco desde ya la gentileza de su atención y le saludo muy atentamente.
Carlos A. Santo Cuevas
Ex Director de Relaciones Internacionales del
Ministerio de Turismo