
Los obreros de la construcción realizan el primer piquete en Punta del
Este y los controladores aéreos demoran los vuelos en el aeropuerto de
Carrasco.
Si seguimos así, los mozos de los restaurantes no traerán los platos a las mesas, los recepcionistas de los hoteles no facilitarán el ingreso de los huéspedes a las habitaciones y varios etcéteras más.
Una vez más lo decimos: no es nuestra especialización la economía, ni el trabajo,ni el empleo.
Pero nos parece un reverendo disparate que se siga extendiendo el conflicto de los controladores; seguramente el reclamo de los trabajadores es justo y tal vez deban hacerse acreedores al aumento salarial que reivindican y no dudamos que tienen razón cuando reclaman por las condiciones de trabajo y denuncian que el equipamiento es obsoleto pero ello, de ninguna manera, puede generar las medidas que llevan a demorar ostensiblemente los vuelos que operan en Carrasco.
No tenemos dudas que el control del tráfico aéreo es una tarea esencial; guste o no guste la definición, implique lo que sea.
Es responsabilidad del Poder Ejecutivo, directamente del Ministerio de Defensa, dar un corte definitivo a esta situación.
Es incomprensible que la suerte de 70 personas, involucre y afecte la de más de tres millones de uruguayos.
El gobierno debe asegurar la correcta operación aérea en nuestra principal terminal sin más pérdida de tiempo, en forma separada a la dilucidación del conflicto gremial.
Y a los piquetes...hay que matarlos de chiquitos.
Toda la basura que inventan por ahí, tarde o temprano, increíblemente, la traemos para acá; desde las barras bravas en el fútbol, la pasta base, la cumbia villera y ahora los piquetes.
Si los dirigentes gremiales de la construcción anteponiendo sus convicciones, sus intereses, atacan "el mundo aparte", patrimonio máximo de nuestro turismo y por ende, de nuestra economía, que significa Punta del Este, están atentando contra una de las principales usinas generadoras de divisas y de empleo, principalmente para ese sector.
Aunque no nos terminen de convencer la mayoría, respetamos democráticamente el derecho a aplicar medidas de lucha de los sindicatos.
Los paros, históricamente, más allá de hacerle perder plata a los trabajadores y dañar significativamente al sector, muy escaso efecto logran para beneficio de la lucha obrera; si les asiste la razón, respetamos una huelga pero los paros nos parecen inconducentes.
Pero los piquetes son otra cosa, eso es patoterismo puro y no tiene nada de reivindicación gremial; no se puede criticar el piquete de Gualeguaychú y callarse la boca ante el de Punta del Este; en el fondo, es la misma cosa aunque los reclamos sean diferentes.
Si criticamos al gobierno K porque por omisión alentó a los fundamentalistas disfrazados de ambientalistas, una vez más somos coherentes y criticamos al piquete de hace pocos días en Punta Ballena que durante dos horas impidió el libre tránsito y advertimos a nuestro gobierno para que mantenga sus barbas en remojo pues las del vecino se incineraron.
Estamos transitando hacia la anarquía y el turismo uruguayo, con estas poco iluminadas acciones de trabajadores compatriotas, se está haciendo el Harakiri. Nos vemos.