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Viernes, 03 Octubre 2008 04:57

¿Qué ministerio y qué ministro de turismo queremos?

 por Sergio Antonio Herrera
Mucha gente, nosotros incluídos, hasta varios jerarcas de los diferentes ministerios que hemos conocido, coincidimos en que los tiempos modernos requieren otra estructura de ministerio, muy distante a la actual.


Ministerio

Está más que demostrado y de ello, el actual ministro es el principal defensor, que deben separarse Turismo y Deporte; no sabemos si Deporte necesita un ministerio, no es nuestra especialidad, pero Turismo si y solo, absolutamente solo.

A nuestro entender, un  organismo que rija esta actividad, debe parecerse más a una empresa privada que a una institución pública.

Deben tecnificarse drásticamente los recursos humanos e ir evaluando e incorporando los que vayan surgiendo a nivel universitario para las diferentes áreas.

Si los diferentes actores del quehacer nacional han ido aceptando que el turismo tiene relación prácticamente con todas las actividades y por ende, con casi todos los ministerios, la cartera debe tener nexos especializados con cada área y de esa forma, corregir la ausencia de interrelación actual.

Un ministerio de turismo moderno no debería prescindir de la investigación ni carecer de programas de estudio.

Debería tener especialistas en márquetin aplicado al turismo desde la mirada netamente local.

Debería diseñar y propiciar la creación de un Instituto de Promoción, integrado con técnicos en la materia y dotado de un presupuesto acorde con las posibilidades de la actividad.

Debería tener estrecha relación y hasta en algunos casos, directa injerencia con determinadas áreas como tgransporte aéreo, fluvial y terrestre; aduanas; migraciones y seguridad por ejemplo.

Ministro

Está más que comprobado que ese cargo requiere la presencia de una persona con notoria actuación en el sector.

Es una actividad absolutamente desconocida para los políticos convencionales y ha quedado demostrado que todos cumplen siempre el mismo proceso: empiezan la administración sin saber de que se trata y cuando aprenden, deben irse pues se acabó el mandato.

Debería crearse un cargo alterno ( podría servir para todos los ministerios la idea)con la figura de una especie de Representante o Relaciones Públicas o la definición que se prefiera para que cumpla la parte de asistir a eventos, viajar, inaugurar hoteles, ir a desfiles, etc., de manera que el ministro tenga tiempo y disposición física y mental acorde para trabajar, pensar, crear, conducir, administrar y no someterse al exagerado, absorbente, casi inhumano ritmo al que se le expone actualmente a un Secretario de Estado.

Hace unos días,durante un fin de semana, vimos a un Doctor Lescano realmente cansado en la inauguración del Complejo Arapey Ñandubay en las termas salteñas; venía de inaugurar una piscina en Trinidad y se iba a esperar la llegada de 1.500 jinetes a la Meseta de Artigas.

Si a las jornadas entre semana de un Ministro, con el correspondiente Consejo de Ministros,agenda de entrevistas, reuniones periódicas con su equipo, con las asociaciones privadas, con las Direcciones de Turismo municipales y etc. etc. debe sumársele además que debe viajar todo el fin de semana, no hay cuerpo ni mente que lo resista.

Pero en definitiva, siempre volvemos a lo mismo: debe existir un Plan Nacional de Turismo o al menos, una estrategia clara, definida.

Se podría seguir agregando argumentos que apunten a justificar una mirada profunda a este importante organismo y a la función de quien debe conducirlo pero la idea era ponerlo sobre la mesa de discusión.

En la etapa que se viene, de ingreso pleno a la campaña pre-electoral, ningún partido político debería dejar de estudiar estos temas. Nos vemos.