Dichas actividades aportaron miles de visitantes y turistas que hicieron colapsar los servicios, y volvieron dura prueba dormir bajo techo, comer "afuera", y -especialmente la noche del sábado) no ya circular sino siquiera mentener sin mácula la chapa y pintura propia y de los vehículos atento a que se erradicó la posibilidad de estacionar y circular por la Rambla de los Argentinos, pero no se tomó medida alguna para evitar el predecible caos constatado personalmente.
Dando por hecho que nadie fue hasta allá por el recital: ¿Costaba mucho organizar entre semana una de las carreras más tradicionales del deporte uruguayo? ¿Era demasiado pedir que se evitara sumarle un campeonato nacional de una actividad de notoria popularidad; actividades ambas que aseguraban una convocatoria multitudinaria?
¿No es obvio que es mejor separar las actividades, distribuir el impacto y -de pasada- dar la sensación de que todo el tiempo está pasando algo, que sumar, colapsar los servicios y dar la sensación de que un día pasa todo junto y después nada?
Ya que decidieron hacerlo así: ¿Costaba mucho prohibir estacionar al menos en uno de los lados de las calles cercanas o disponer la presencia de Inspectores o Policía de Tránsito?
¿Era demasiado pedir que las empresas de transporte colectivo ofrecieran servicios extraordinarios, en lugar de obligar a quienes no consiguieran alojamiento a volverse a las 23.20 en el último bus que salía de la Terminal y -por ende- aseguraba reserva de asiento?
Piriápolis es la primera ciudad fundada con finalidad turística de América y merece otro destaque en la promoción del desarrollo de la oferta (área inexistente) y en el Marketing; y sobre todo otra gestión global. Hace un tiempo, en un gesto que lo puso al frente de sus pares, el Sector Privado llamó a interesados en un cargo gerencial que se encargaría de la Planificación. Tengo que suponer que por alguna razón desistieron, o que no fueron escuchados por las Autoridades. No sé. Con lo poco que se comunica en Turismo lo que se hace y por qué (tal vez siguiendo el ejemplo del Ministerio), nada es seguro.
Lo que sí es seguro es que -si existe un Cielo para los Alquimistas geniales precursores del Turismo- le deben haber tenido que dar un tecito de tilo al pobre Don Francisco, al ver lo que hacen los responsables de gestionar su invento, más de cien años después.